¿Para qué gastarse un dineral en tratamientos con cirugía láser para borrar de la piel un tatuaje que ya no queremos? Eso debió de pensar el amigo Larry Schofield, de Illinois, cuando decidió que el nombre de su exmujer ya no pintaba nada en su brazo y al muy cabestro no se le ocurrió nada mejor que hacerse pasar una jodida pulidora neumática por el tatuaje y sazonar la carnicería con chorros de alcohol. Desde luego, aguante no le falta. via
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