Vicente Martínez es uno de esos 'niños robados'. Este valenciano se enteró a los 38 años de que podía ser adoptado, tras escuchar 'furtivamente' la conversación que mantenían unas vecinas. Fue hace apenas unos meses cuando sus padres adoptivos le confesaron la verdad, parte de la cruda realidad. Lo compraron a un médico, con la intermediación de un cura y una monja. Fue inscrito como hijo biológico de forma ilegal, pero nada más le han contado sobre sus orígenes o la identidad de su progenitora.
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