Ahora la práctica de hacer cola se ha extendido sobre todo a los acontecimientos más atractivos. Tanto es así que sirve de reclamo para otras personas. Es ya algo natural y sobre todo en el periodo más deseado: las vacaciones. No es que escaseen las carreteras para viajar, ni que falten museos para ver o que no haya restaurantes suficientes o playas accesibles. Es que todo el mundo busca el lugar ideal para visitar, la exposición más recomendada, el sitio más agradable para comer o la playa más solitaria y limpia.
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