En Patagonia nunca hubo castores. Hace 70 años la Armada Argentina liberó en sus bosques a 20 de estos roedores, provenientes de Canadá. No había otra razón que impulsar la industria de las pieles. La especie se ha multiplicado por falta de depredadores y sus dientes son los responsables de taladrar los árboles de una superficie de bosques que ya duplica a la ciudad de Buenos Aires. Probaron con la introducción de los visones, para que se alimentaran de los castores, pero no funcionó y ahora tienen dos problemas: los castores y los visones.
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