El día que calló Lheman Brothers los gobiernos democráticos deberían haber intervenido los mercados. El precio que estamos pagando por aquella cobardía o aquella complicidad es que los mercados están terminando por devorar los sistemas democráticos y apabullando la soberanía de las naciones. Los gobiernos no son capaces de dar respuesta y de proteger a los ciudadanos porque no se atreven a oponerse a los poderosos.
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