Joaquín Sabina escribe tras la muerte de su amiga Chavela Vargas. Andaba dibujando en un cuadernito, una costumbre que recién adquirí, cuando vi por la televisión, encendida sin sonido, la imagen de Chavela. Di voz al aparato. Se nos fue, escuché. Y me cogió un llanto irreparable. Lo que nunca me había sucedido. Siempre me culpé por no ser capaz de llorar con la muerte de mis padres, pero esta vez me venció el desconsuelo.Yo nunca me tomé copas con mis ídolos: Bob Dylan,Leonard Cohen o Brassens.Y sí, con Chavela, con la que he cantado...
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