Está claro que en el fútbol, al igual que sucede con cualquier otro deporte, el factor suerte tiene su peso, pero a pesar de esto que un equipo gane o pierda un encuentro depende en un 95% -estimación hecha completamente a bulto- de la calidad de su juego, lo que a su vez depende obviamente de lo “finos” que anden los jugadores y lo buenos que sean. En este punto es donde llega la pregunta del millón ¿Y cómo podemos calcular lo bueno o malo que es un jugador?
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