Los homosexuales polacos, ni en más ni en menos medida que el resto de polacos, son gente cabal y a esta hora compadecen la muerte de 96 personas en un avión. Comparten una perplejidad dolorosa con el resto de un país que ha perdido su cúpula política, militar y religiosa en el accidente del pasado fin de semana. Los gays, lesbianas y transexuales polacos llorarán, a pesar de que en ese avión viajaban personas que les han intentado arruinar la vida.
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