(...) Defendida por unos abogados claramente incompetentes fue engañada por unos trileros que perdieron interés por el caso y la abandonaron tras montar un altercado en el juzgado. También fue defendida, en una extraña condición de asesora, por una tal Paqui Granados, directora del Centro de la Mujer de Maracena, que se sintió Erin Brockovic. Con ese equipo el desastre judicial era patente para todos los profesionales pero Juana tenía al país detrás.
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