Deberíamos felicitar al arquitecto de la Moncloa porque sus gruesos muros no permiten que los lamentos de los parados y hambrientos los atraviesen.En sus salones tan solo se escucha el susurro que producen la ambición y el dinero cuando van de la mano y por sus pasillos pulula la intriga siempre en busca de votos que permitan mantener a distancia el dolor las masas.Los muros de los palacios siempre fueron la frontera que separa al gobernante del gobernado.Malditos sean quienes claman contra ellos pero al cruzar sus puertas se quedan dentro.AVF
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