(...) El altavoz anodino me ha recordado con su música indiferente que “sin ti no soy nada”, con una cuña publicitaria que si me pongo tal perfume, ni tan siquiera recuerdo el nombre, tendré a los hombres a mis pies, y con un tertuliano de la charla política matinal, que las vaginas que aún no huelen a ácido úrico, están limpias (...) he estado echando un vistazo a un periódico que alguien había dejado olvidado en el asiento de al lado, me he enterado de que han muerto otras dos mujeres por violencia de género, bonito eufemismo (...)
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