Las tradiciones no se respetan y, como un parásito a la sombra de la escarola, surge la endibia. No se puede ser más innoble. Para existir, renegando y anulando a sus parienes la escarola y la achicoria, la endibia vive en las tinieblas para evitar que sus hojas se pongan verdes y produzcan un veneno que se llama intibina.
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