En 1879, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche estaba desesperado. Las heridas producidas en su juventud por caer bruscamente de un caballo perduraron en el tiempo, lo que le hizo declinar ser profesor en la Universidad de Basilea. Los fuertes dolores de cabeza y problemas de visión lo obligaron incluso a dejar de escribir. Todo cambió en 1882 cuando adquirió una máquina de escribir de fabricación danesa.
|
etiquetas: internet , cerebro