La existencia de curanderos que proporcionan alivio e, incluso, ayudan a sus pacientes a sanar de las más diversas dolencias está fuera de discusión a estas alturas. Sobre ello se ha escrito mucho explicando las muy diversas y complejas razones de cada caso. Pero, ¿cómo puede explicarse que muchos falsos curanderos den lugar a sanaciones contrastadas y que, cuanto más populares y carismáticos sean, más extraordinarios sean sus resultados?
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