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¡Que le corten la cabeza!

Me obsesiona perder la cabeza. Literalmente. Así que me producen un morbo especial las decapitaciones despertando en particular mi insano interés acerca de lo que se experimenta cuando te decapitan. Una de las grandes leyendas urbanas de la decapitación es la de que el gran Lavoisier cuando iba a ser guillotinado en 1794 pidió que le secundaran en un último experimento y, viva el empirismo, él trataría de pestañear el tiempo que fuera capaz después de perder la cabeza: se dice que fueron 15 terribles segundos.

| etiquetas: decapitaciones , verdugos , cabeza , anécdotas de la historia

menéame