Montse Neira, de 52 años, lleva 22 ejerciendo la prostitución y acaba de desvelar su vida en un libro. "Aunque no es una profesión idílica", asegura, le ha permitido "salir de la pobreza, ser feliz y estudiar". "La sociedad nos ha estigmatizado y nos consideran escoria, en buena parte por la moralidad imperante, la judeocristiana", dice Monste Neira. Ahora trabaja en una campaña contra el endurecimiento de la ordenanza cívica de Barcelona que prohibirá la prostitución en la calle.
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