El origen de este deporte es como mínimo sorprendente: el primero que lo imaginó no fue ni un boxeador ni un jugador de ajedrez, sino… ¡Un dibujante de cómics! En la novela gráfica Froid Équateur, del dibujante y cineasta Enki Bilal, aparecía un enfrentamiento de boxeo, seguido inmediatamente por uno de ajedrez entre los mismos contendientes. El artista holandés Iepe Rubingh le dio unas cuantas vueltas a esa idea, que le atrajo inmediatamente al combinar sus dos mayores pasiones, y decidió organizar los primeros encuentros de chessboxing.
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