Los huevos cuentan con una cáscara porosa sobre la que puede haber multitud de microorganismos, como bacterias del género Salmonella. Los cambios bruscos de temperatura al abrir y cerrar la puerta de la nevera favorecen que se generen gotas de condensación, que pueden arrastrar los microbios hacia el interior del huevo a través de los poros. Esta es la razón por la que en los supermercados se encuentran a temperatura ambiente. Si estuviesen en el frigorífico, al llevarlos a casa y volverlos a meter en la nevera aumentaríamos el riesgo.
|
etiquetas: frigorífico , huevera , gota , condensación , poro , cáscara , salmonella