Después de que el Arzobispado de Pamplona registrase como propios la casa parroquial, un huerto, el atrio, la iglesia y la casa del cura del pequeño pueblo de Garísoain (Navarra), de 32 habitantes, los vecinos se apresuraron a inscribir en 2008 al concejo como propietario de la pequeña ermita del Pilar, temerosos de que la Iglesia también le echase el guante. "Son propiedades que se han construido, mantenido y financiado con el dinero de los vecinos, no de la Iglesia". El pasado lunes, el Juzgado de Estella desestimó el recurso de la Iglesia.
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