En realidad pueden estar más jodidos que el resto de nosotros. En 1899 Sigmund Freud tenía un nuevo número de teléfono: 14362. Tenía 43 años en ese entonces, y estaba profundamente perturbado por los dígitos del nuevo número. Él creía que significaban que iba a morir a los 61 años (nótese el uno y seis que rodean al 43) o, como mucho, a los 62 años (los dos últimos dígitos del número). Se aferró, dolorosamente, a esta creencia extraña por muchos años. Presumiblemente se vio obligado a revisar su estimación en su cumpleaños número 63.
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