Las ventajas de un motor a reacción eléctrico son innumerables. Desgraciadamente, los motores de plasma no funcionan muy bien a una atmósfera de presión. Lo que Göksel y su equipo ha logrado es precisamente crear un propulsor que funciona igual de bien dentro y fuera de la atmósfera. Para ello han diseñado un sistema de nanopulsos que bombardea la mezcla de gas de manera rapidísima para que su conversión a plasma sea constante y homogénea.
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