Carmen, con 70 años, lleva décadas haciendo la calle. Y aún sale a trabajar cuando necesita "unos centavitos". Como esta mexicana, otras trabajadoras sexuales viven en la Casa Xochiquetzal, en el centro histórico de Ciudad de México, que sirve de refugio para 23 prostitutas y ex prostitutas de la tercera edad. La mayoría fueron vendidas a redes de trata de personas cuando eran unas niñas por sus padres o sus propios maridos.
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