Desde hace unos años, asegura, es víctima de un acoso implacable. Envenenan a su perro, entran en su casa, se la registran, le abren la caja fuerte y, sobre todo, sus campos de naranjas sufren toda suerte de sabotajes y ataques. Además, relata, lo han "dormido" tres veces y en una de ellas le hicieron "una excavación en un ojo" por la que la doctora que lo atendió puso una denuncia. Él también ha llegado a poner "más de cien", aunque sólo lo hace cuando puede probar hechos, ya que ya que de lo contrario, creerían que no está "bien de la cabeza.
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