Solo una o dos generaciones atrás, los padres nunca iban a ver al niño a jugar a fútbol. Apenas si les acompañaban a la escuela. Vistos los frutos de los que crecieron con tal grado de independencia, no sabría decir si fue positivo o negativo. Lo que está claro es que en algún momento se produjo un punto de inflexión y un grupo importante de padres y madres de todo el mundo occidental moderno empezaron a acompañar a sus hijos a todas partes hasta edades vergonzosas, cogiéndolos de la manita no fuera el caso de que se traumatizaran.
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