Uno de los principales problemas que tenemos actualmente es la falta de autocrítica. Cualquier persona que disienta lo más mínimo o critique levemente una idea, es tachado rápidamente de enemigo de esa misma idea. Y esto no es solo ridículo sino también contraproducente para esa idea. Tenemos el deber de ser autocríticos con aquello que defendemos, no para hundirlo, sino para mejorarlo. Pero tristemente, lo normal, es que a la mínima que disientes un poco, te colocan en el lado de los herejes.
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