Cada vez que aparca en la puerta de su chalé se queda dentro del coche, esperando. No se atreve a salir sola. Llama a su hijo para que la recoja y acompañe dentro. La han atracado en su casa madrileña más de cinco veces. Una, con un cuchillo. Otras la han ahogado hasta el desmayo. Un día le quitaron 5.000 euros -ingresos de su negocio-, pero tiene más miedo de que le hagan daño que de que le quiten el dinero.
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