La vida de Hannah ha dado un giro de 180 grados. Una rara enfermedad, llamada agenesia traqueal congénita, le impedía alimentarse por boca, hablar o respirar con normalidad. Este trastorno, que se da en uno de cada 50.000 nacidos, es el responsable de que su tráquea no se desarrollase y de que esta paciente haya permanecido en el hospital ingresada desde su nacimiento. El trasplante, al que se ha sometido el pasado día 9 de abril, le ha dado una tráquea y una vida nueva.
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