En ‘Primer’ el descubrimiento del viaje en el tiempo no se hace a propósito, sino como efecto colateral de una investigación para aligerar la gravedad en los objetos. Vamos, algo parecido al descubrimiento del teflón, el horno microondas o la sacarina con la que me autoengaño por las mañanas de que sigo a dieta. Pero ojo, que el realismo no acaba aquí. Porque el viaje en el tiempo no es algo instantáneo, como hemos visto en cientos de obras audiovisuales o literarias, sino que se produce al mismo ritmo que el tiempo normal.
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