El “corazón” del edificio es el invernadero que alberga la ecomáquina diseñada por John Todd: un complejo sistema que incluye plantas tropicales, algas, bacterias, caracoles y hongos, capaz de reciclar todas las aguas grises y negras generadas por el Omega Center (veinte millones de litros al año). El agua circula por los humedales de juncos y eneas del exterior, que llevan a cabo la primera depuración natural, y finalmente pasa por unos filtros de arena antes de volver a la tierra. El agua sale tan limpia que podríamos beberla perfectamente.
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