Uno de los reclamos sexuales más potentes en la primavera es la aparición de los insinuantes pezones. Con el buen tiempo desaparecen las prendas de abrigo y aparecen pechos contorneados: es difícil sustraerse al influjo de unos pechos intuidos a través de una camiseta. Así, el pecho atrae como un imán: un pezón que se insinúa bajo una prenda ajustada, un roce coqueto que pone en alerta los pezones. Un pecho coronado por pezones es lo más de lo más. La palabra pezón ya conlleva una importante carga erótica.
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