Médicos estupefactos están intentando salvar las manos de Zhang Chuanqiu quien fue encadenado tan fuertemente en una prisión ilegal que su carne creció sobre los grilletes. Zhang, de 27 años, fue encadenado a una vaqueriza en Hunan, al sur de China, en 2005 tras discutir con los funcionarios del pueblo sobre un préstamo para construir su casa, pero sus cadenas han estado tan agonizantemente prietas que la propia carne de Zhang ha empezado a absorberlas. CONTIENE IMÁGENES DESAGRADABLES
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