Le definen como economista progre, aunque rehuye la etiqueta y matiza que su vocación es "crítica". Defiende principios que casi nadie osa negar, aunque a menudo actúen como si lo hicieran: justicia, solidaridad, integración. Los defendía antes de la crisis y los defiende ahora, cuando los ve amenazados. Tan amenazados que el economista progre dejó hace meses una muestra de capacidad crítica con un artículo que suena a eslogan de la izquierda actual: "Presidente: ¡Haz algo de izquierdas!" Y en esas sigue, esperando que hagan algo de izquierdas
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