Johanna Sigurdardottir, premier islandesa, culpa de la crisis de su país a “un exceso de testosterona de los turbocapitalistas”. Más que la mujer del destino prefiere” definirme como aquella que ordena la casa después de que un puñado de hombres haya celebrado una fiesta”. Añade “soy una mujer, o sea prudente y práctica, como la señora que dirigía el Audur, el banco que ha sobrevivido. Porque existe un modo femenino de estar en el mercado, como en la política, lejos de aventuras. Me cuentan que soy vista como una madre cautelosa y severa”
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