Cuentan las malas lenguas que el día que Zarrías pilló su primer carguete lo primero que hizo fue llamar a su hermano y decirle algo así como ‘¡oye!, ¡que ya no vamos a comer más pápas con ajillo!’. Sea o no cierta la anécdota, es en cualquier caso ilustrativa del funcionamiento de los partidos hoy en día: maquinas de repartir cargos, colocar amigos y mantenerse en la poltrona haciendo los equilibrismos más inverosímiles.
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