Han trabajado en la misma empresa alrededor de 30 años. Luego llegó la crisis, la reforma laboral, el ERE o el despido improcedente y después la crisis se convirtió en sistema para recordarles que la precariedad no entiende de edades, ni situaciones personales ni, tan siquiera, de la experiencia laboral acumulada. Tienen más de 50 años y su futuro laboral (y personal) es una incógnita. Quizá no vuelvan a trabajar jamás o quizá sí y su futuro esté indisolublemente ligado a la precariedad laboral. Son arquitectos, periodistas, albañiles
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