Si algo puede acabar con el PP no es la fosilización de Rajoy, al que ahora llaman marmota pero que luce divinamente conservado en ámbar, ni siquiera la corrupción, con la que sus dirigentes han bailado tangos estremecedores hasta anudarse las piernas. Lo que de verdad puede matar al PP es la pérdida de su valor más preciado, ese concepto corleónico de familia que entrelazaba a sus miembros en una coraza impenetrable frente a un mundo cada día más rojo y más siniestro.La familia se desmorona. Lo está experimentando en sus carnes Rita Barberá..
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