Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid durante lo mejor de la burbuja, alcanzó su puesto gracias a su íntima amistad con José María Aznar. Y que Caja Madrid devolvió esos y otros favores con la concesión de centenares de miles de euros en subvenciones a la FAES para que siguiera predicando contra la intrínseca maldad de la intervención del Estado en la economía (no es tan censurable si los amigos del poder se llevan una parte del botín). Y que Blesa recibió una indemnización de 2,8 millones de euros tras ceder su puesto a Rodrigo Rato
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