La imagen, si la analizan un poco, es un tanto chocante. El torero está herido, sufre una cornada con muy mala pinta cerca de su aparato genital, muerde una venda tratando de aguantar el dolor y mientras un médico examina al paciente, una serie de personas se agolpan junto al torero y aprovechan para posar ante el fotógrafo, algunos de ellos con cara de cierta alegría. La gente es rara, rara, rara…
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