En los últimos meses, han habido dos libros que me han marcado profundamente. El primero, La investigación, de Stanislaw Lem, que encontré por azar en una librería de segunda mano (aunque recientemente vi en Slaughterhouse que ha sido reeditado); el segundo, El Terror, de Arthur Machen. Ambos abordan un tema que siempre me ha fascinado, la imposibilidad del ser humano para entender ciertos acontecimientos o explicar según qué conceptos. Todos coincidimos en que no es posible explicarle un color a un ciego.
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