Tras detener a cuatro personas basándose en sus IPs y obtener sus confesiones, la policía japonesa se vio obligada a liberar a los capturados pues el delito, amenazas de muerte a través de Internet, continuaba demostrando la inocencia de los "confesos". La policía se dio cuenta que las amenazas procedían de la red cifrada Tor y era imposible saber su origen, por lo que ha emitido una petición a los operadores de Internet para bloquear el trafico procedente de dicha red. Una persona ha sido finalmente detenida con Tor instalado en su PC.
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