La descomposición afloró en Ciudad Juárez —la más violenta ciudad del mundo—, donde policías en activo protagonizaron una rebelión contra sus jefes; “mandos” a los que acusan de servir a grupos criminales, mafias del narcotráfico, extorsión a civiles y corromper a policías, a los que siembran droga si no cumplen “la cuota”. Además de malos tratos, falta de apoyo sicológico, robo de viáticos y una larga lista de monerías.
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