La policía metropolitana de Londres está envuelta en un nuevo escándalo. Scotland Yard espió a la familia de Stephen Lawrence, un joven negro asesinado en un ataque racista en 1993. Peter Francis, un agente encubierto, que se hizo pasar por militante antiracista, ha revelado como recibió la orden de sus superiores, de buscar “trapos sucios” en la familia de la víctima, para desacreditarla. De esa forma se pretendía torpedear la campaña que había emprendido para llevar a los asesinos de su hijo ante la justicia.
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