La mujer llegó con su bicicleta a la estación de tren de Irún, con la intención de dar comienzo al Camino de Santiago y en la estación, el acusado, que trabajaba allí, se ofreció a ayudarla a buscar alojamiento, violándola hasta tres veces en un descampado cercano. Los forenses declararon que la mujer presentaba marcas en las extremidades inferiores compatibles con un intento forzoso de que abriera las piernas pero el juez ha decidido que lo único que ocurrió aquella noche fue "sexo desaforado".
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