Sin embargo, cuando uno de mis hijos subió a la alberca, se llevó la desagradable sorpresa de encontrarse una preciosa podenca andaluza de aproximadamente un año de edad dentro de ella. Alguien había metido allí y había tirado el tablón para que no pudiera salir, dejándola sin agua ni comida, con la intención de que muriera en una dolorosa y larga agonía por inanición. Llevaba allí unos cuatro días y tenía las patas destrozadas por los intentos de salir de la alberca. Una historia de maltrato animal con final feliz.
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