Tras varios años dentro de las educaciones artísticas unas cuantas cosas acabas aprendiendo, a ostias, pero las aprendes. Una de ellas es el plagio, ese gran tumor grabado a Helvética en cada cerebro de diseñador (tranquilos músicos, vosotros tampoco os libráis). El problema es su tamaño y su ritmo de crecimiento, pero ahí cada persona es un mundo, y paso de analizarlo, prefiero explicarlos cómo hacerlo para ser los mejores diseñadores del mundo mundial y Marte.
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