Pese a la Ley de la Memoria Histórica, a la existencia de sendos gobiernos municipal, autonómico y estatal proclives al pacto alcanzado entre el alcalde vigués y el obispo de la diócesis, el proceso camina con extraordinaria lentitud. Hace diez meses Abel Caballero y José Diéguez lograron un acuerdo para retirar las placas franquistas de las iglesias de Vigo y el alcalde no tuvo reparo alguno en asegurar que «desaparecerían en breve plazo».
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