Para Beksinski, sus obras eran demasiado personales e inclasificables, de hecho no permitía que nadie las encasillara en ningún estilo concreto, y tampoco les ponía título. No era amante de las exposiciones, y tampoco tenía mucha esperanza de que sus obras gustasen a la gente, pero su 1º exposición en 1964 fue un rotundo éxito y la totalidad de sus obras fueron vendidas.Su perfección hizo que en 1977 quemara gran parte de su trabajo en el patio de su casa.
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