Ayer hice una prueba desoladora con mi hijo de 10 años. Le enseñé una revista de turismo ornitológico y sólo fue capaz de identificar la fotografía de un águila imperial, ignorando los nombres de grulla, avutarda, cigüeña negra y mirlo. A continuación le pregunté por los Pokémon. Ahí mi hijo se mostró un experto, señalándome los alias de decenas de esos estrambóticos seres, con sus consabidas generaciones y evoluciones.
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