Alfonso C.G., pastor de Hoya Gonzalo (Albacete), nunca aprendió a leer y a escribir. A sus 48 años este hecho le ha costado una condena de 10 meses de prisión que le obliga a acudir cada noche a dormir a la cárcel . El motivo: no entender ni una sola palabra de los escritos de condena y advertencia que llegaban a su casa desde un juzgado de Albacete y desde el Ministerio de Defensa tras haber sido denunciado por el Ejército por llevar a sus ovejas a pastar al cercano campo de maniobras de Chinchilla.
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