Cuatro estudiantes que compartieron amistad y aula en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Vigo volvieron ayer a verse las caras. Pero el reencuentro no fue en ninguna de las clases de la universidad viguesa en la que cursaron su carrera, sino en los juzgados: las jóvenes compartieron banquillo en un juicio en el que la fiscal pidió para cada una de ellas una condena de dos años y medio de prisión y el pago de 4.860 euros de multa al acusarlas de acceder al correo electrónico de una compañera de estudios
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